Seguramente has empezado a oír hablar de la ética digital. Y si aún no te ha ocurrido, no tardarás en escucharlo. Internet llegó a nuestras vidas en los años noventa y, desde entonces, no ha parado de evolucionar. Pero esta nueva forma de comunicarnos se ha extendido de tal manera que hubo que empezar a regular su uso. Uno de los grandes retos actuales es controlar todo aquello que afecta a la seguridad. Por ejemplo, la protección de datos personales, algo en lo que trabaja desde hace ya tiempo la Unión Europea, y que en España se regula a través de la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales. Sin duda, es una de las piedras angulares de la ética digital: pero no es el único aspecto que debemos tener en cuenta. Estos son los más importantes.
La protección de datos personales
Uno de los grandes agujeros de internet era el de proteger los datos de quienes interactúan con distintas webs. Es algo que, por ejemplo, está mucho más regulado en Europa que en otros lugares como Estados Unidos, donde la protección de datos personales es mucho más laxa. Con todo, el derecho de las personas a que no se trafique con sus datos sin previo consentimiento es parte de la ética digital. Empresas y organismos deben vigilar este aspecto: los big data tienen unas aplicaciones magníficas en nuestro día a día, pero también un lado oscuro que hay que regular.
Difusión de ‘fake news’
Otro de los grandes retos de este campo es evitar la difusión de bulos o fake news, que tanto daño hacen a los gobiernos. Se sabe que existen granjas de bots desde donde se difunden noticias falsas, y que lo hacen para perjudicar a determinados organismos, estados o instituciones. Y estas se incorporan al día a día de los usuarios de internet, que las difunden sin verificar si son ciertas o no. Para cuando se detectan, ya han corrido como la pólvora y calado entre miles de personas que las asumen como ciertas. De hecho, un estudio publicado en 2020 por la revista científica Nature Physics indicaba que las fake news se propagan mucho más rápido que las noticias reales.
La libertad de expresión
Precisamente las fake news generan un nuevo debate: el de la libertad de expresión. ¿Se deben poner límites a dicha libertad cuando estamos ante la difusión de un bulo creado con el ánimo de perjudicar, por ejemplo, procesos electorales? Este es otro de los campos en los que la ética digital tendrá mucho protagonismo.
Desconexión laboral: cuando la protección de datos personales no depende de ti
Si la protección de datos personales en internet es imprescindible para que esta herramienta digital tenga un uso más ético, la conectividad permanente también es un campo que se debe abordar, ya que nuestros datos están en manos de personas que necesitamos que los tengan. Desconectar del trabajo cuando ha terminado la jornada laboral resulta casi imposible cuando nuestros jefes, clientes, compañeros…, nos pueden localizar por distintos medios a cualquier hora.
Ciberacoso
Uno de los grandes problemas actuales, especialmente en la población adolescente. Pero el ciberbullying no solo les afecta a ellos, aunque la seguridad en niños y jóvenes sea prioritaria. También puede ocurrir que alguien, movido por distintos motivos, quiera perjudicar a una empresa y le haga malas críticas. O que un grupo de personas se dedique a desprestigiar a otra. Y todo eso deja una huella imborrable. El famoso derecho al olvido, cuando se fabrica y difunde una noticia o una mala reseña que no se corresponde con la realidad, será otro de los aspectos de los que la ética digital debe ocuparse.