Es uno de los temas más comentados este verano: el Mediterráneo se calienta más de lo normal. Según la agencia estatal de meteorología, AEMET, el agua de este mar ha subido en las costas españolas entre 2,5 y 4 grados centígrados con respecto a su temperatura otros años en el tramo más caluroso del verano. En Italia la cifra se eleva a 5. Para que te hagas una idea, en algunos puntos se han alcanzado y hasta superado los 30 ºC, que es literalmente agua caliente (ni siquiera templada). Si te has bañado o lo estás haciendo en estas aguas, seguro que también lo has notado. Pero ¿por qué ocurre este fenómeno, cuáles son sus consecuencias y qué se puede hacer al respecto?

Estas son las razones por las que el Mediterráneo se calienta más de lo normal

¿Contaminación, ubicación, cambio de ciclo? Son numerosas las razones por las que el mar Mediterráneo se calienta. Estas son las más importantes:

  • El sol incide de pleno en su superficie, lo que, unido a la poca circulación del viento de este verano, especialmente caluroso, hace que no se mezcle con la del fondo, más fría. Por eso se nota tanto la mayor temperatura.
  • El mar Mediterráneo es un mar cerrado, que solo tiene conexión con los océanos a través del estrecho de Gibraltar, por lo que el flujo de agua que entra o sale es muy pequeño.
  • Su ubicación geográfica, cercana al trópico de Cáncer.
  • Es una masa de agua relativamente pequeña, por lo que es más fácil que se caliente.

¿Cuáles son las consecuencias de este aumento de temperatura?

Según recoge WWF, el Mediterráneo se calienta un 20% más que la media mundial. Por si fuera poco, es el mar más contaminado del mundo: según la fundación Aquae, este mar concentra entre un 20 y un 54% de los microplásticos de todo el planeta. Las consecuencias de este aumento inusual de temperatura son, por una parte, la tropicalización de sus aguas. Esto favorece la proliferación de especies invasoras, que desplaza a las autóctonas. También está transformando el fondo oceánico: no solo se están perdiendo especies animales, sino también vegetales. Este calentamiento contribuye a la acidificación del mar. Esta acidificación provoca que se debiliten estructuras de organismos como corales, moluscos, etcétera, imprescindibles para todo el ecosistema marino. No solo les sirven como hábitats, sino que también ayudan a fiar carbono. Por último, la progresiva desaparición de depredadores ha hecho que proliferen las medusas. con consecuencias Y, por supuesto, la desaparición de especies impacta directamente en el sector pesquero.

¿Qué podemos hacer para reducir este calentamiento del mar Mediterráneo?

Es evidente que se necesitan grandes soluciones, que pasan por la descarbonización de la economía (uno de los objetivos de la Agenda 2030). También, explican los expertos, es preciso ampliar las áreas marinas protegidas, en las que su hábitat no se vea alterado por intereses económicos de particulares. Pero nuestras pequeñas contribuciones también ayudan: todo debemos verlo desde una perspectiva glocal (somos una pieza que forma parte de una estructura mundial). Evitar verter plásticos y no dejar residuos cuando nos bañamos en la playa es un granito de arena comparado con lo que se tiene que hacer a nivel mundial, pero siempre suma. El mar es fuente de vida y debemos protegerlo.