La sostenibilidad lo atraviesa todo. Es un camino que debemos recorrer en nuestro día a día y que no solo afecta a nuestro entorno personal, sino también al profesional. En este sentido, es importante destacar que la ingeniería sostenible se ha convertido en un factor clave para el cambio. Mucho más importante, de hecho, de lo que pudiera parecer a primera vista.

El papel de los ingenieros en el mundo

Nuestro mundo, el actual, está dominado por las tecnologías y, prácticamente, la totalidad de estas son desarrolladas por los ingenieros. De ellos y ellas depende cómo se construya el mundo del futuro.

Los ingenieros son el corazón de cualquier proyecto de I+D y crean diseños de toda índole. Construyen edificios, pero también sistemas complejos para el tránsito humano o de vehículos, software sofisticadísimo, naves espaciales, aviones, coches, electrodomésticos y un larguísimo etcétera. Los ingenieros desarrollan las maquinarias y los programas que facilitan nuestra vida, pero también deben mantenerlos y mejorarlos.

La ingeniería sostenible en el marco actual

En este proceso de desarrollo de nuevos métodos, maquinaria y sistemas de todo tipo, estos profesionales no pueden perder de vista algo esencial: que los recursos del planeta son limitados.

En la sociedad del siglo XXI están sucediendo a la vez dos grandes revoluciones:

  1. La llamada Cuarta Revolución Industrial, en la que veremos implantarse avances como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas o la computación cuántica, por ejemplo. Ya estamos comenzando a convivir con estas tecnologías, pero queda mucho en su proceso.
  2. La transición hacia un mundo respetuoso con el planeta. Es decir, que dichos avances por fuerza han de ser compatibles con el ahorro energético, el reciclaje y, en definitiva, todo lo que se ha marcado en la conocida como Agenda 2030.

Dicho de otra manera, tenemos que encontrar ese punto de equilibrio entre los avances tecnológicos y el cuidado a la naturaleza. La ingeniería sostenible tiene, en este sentido, mucho que aportar.

Cómo caminar hacia una ingeniería sostenible

  • Al crear un proyecto, el ingeniero debe pensar no solo en lo que está desarrollando, sino también en cómo impacta a su entorno, en el lugar en el que se desarrollará, la energía necesaria y la disponible, la viabilidad medioambiental y las repercusiones de su implantación.
  • Durante el diseño, el profesional evaluará qué impacto tiene su ingenio (máquina, edificio, etc.) sobre el medio ambiente y minimizar sus efectos.
  • En la etapa de construcción y en la de utilización, la ingeniería sostenible velará por materiales reciclados y/o reciclables, de bajo impacto medioambiental, que generen poco consumo y dejen poca huella y, al mismo tiempo, se priorizará también el uso de energías renovables.
  • Cuando el ingenio en cuestión haya perdido su utilidad, en el desmantelamiento se debe prever el reciclaje y retirada de materiales, la eliminación de residuos, la limpieza del espacio que ha ocupado…

Buenas prácticas en la ingeniería

Un ingeniero comprometido con la sostenibilidad debe prestar, en líneas generales, a asuntos como los siguientes:

  1. Pensar en conjunto. No se trata solo de dar solución al problema, sino de crear un entorno ambientalmente óptimo que no genere nuevos problemas.
  2. Reparar el daño medioambiental. Antes de acometer un proyecto ha de estar seguro de que este no solo no va a dañar el entorno natural sino que, también, lo va a mejorar en la medida de lo posible.
  3. Que el beneficio siempre sea mayor que el perjuicio. Una construcción del tipo que sea por fuerza va a tener un impacto, pero ¿mejora o empeora el entorno? Si a ese impacto le enfrenta una mejora sustancial del lugar en el que se ubica en términos de sostenibilidad, el proyecto estará mereciendo la pena.
  4. Ante dos o más opciones, elegir siempre la más ecológica. ¿Se puede desarrollar un proyecto de ingeniería civil, por ejemplo, con dos materiales distintos que dan resultados similares? ¿Cuál daña menos al planeta? Este es el que se debe escoger.
  5. Maximizar el uso de lo renovable y minimizar lo que no lo es. Esto afecta tanto al ciclo de vida de los materiales como a las fuentes de energía.