Volvemos de nuestras vacaciones y nuestra segunda vivienda se cierra durante bastante tiempo. Normalmente, el periodo que transcurre a partir de septiembre es el de ausencias más largas: termina el buen tiempo, las navidades son fechas para estar en familia y, salvo que podamos escaparnos algún que otro fin de semana, la casa está cerrada durante varios meses. Protegerla es muy importante: no se trata solo de seguridad ante los intrusos, sino también de evitar daños agravados por no estar dentro. ¿Qué cuatro puntos son clave para evitar problemas?
La segunda vivienda y la limpieza: sed meticulosos
Parece una obviedad, pero con la higiene de nuestra segunda vivienda hay que ser especialmente cuidadoso. Sigue estos consejos: guarda edredones, sábanas, toallas y demás ropa de casa para evitar que acumulen polvo, origen de muchas alergias. Limpia los muebles con una solución de 4 partes de agua, 1 de vinagre blanco y unas gotas de aceite de oliva, que evitarán que el polvo se adhiera y, finalmente, aplícalo con ayuda de un aerosol. Coloca ambientadores no eléctricos en todas las piezas de tu casa para mitigar el molesto olor a humedad y coloca granos de café o bolsitas con popurrí de flores en cajones y armarios.
Corta todos los suministros
Tanto el de agua, para evitar inundaciones, como el de la electricidad. No solo evitarás accidentes indeseados, sino también evitarás gastos de más en las facturas, sin contar con que este gesto es importante en lo que a sostenibilidad se refiere. La nevera es uno de los grandes problemas en la segunda vivienda. Lo más recomendable es dejarla vacía, abierta (para evitar olores y oxidaciones) y desenchufada. De otro modo, tendrías que dejar conectada la electricidad, con todo lo que eso conlleva. Por ejemplo, pequeños cortes que podrían romper la cadena de frío y causar alguna indeseable intoxicación alimentaria si consumes después esos productos. Lo mejor es llevar contigo todos los alimentos que puedes consumir en casa y los frescos, si no puedes transportarlos, los dejes a alguna persona de confianza que haga uso de ellos.
Cierra puertas y ventanas
En lo que a la seguridad respecta, cerrar a cal y canto puertas y ventanas es esencial. Busca también los puntos vulnerables de tu casa (jardín, si lo tiene, accesos por los que es fácil colarse…) y protégelos. Lo ideal es un detector perimetral. Si tienes a alguien en la zona de confianza y que reside allí todo el año, déjale un juego de llaves y pídele que eche un vistazo a tu segunda vivienda de vez en cuando: una vez a la semana o cada quince días, para verificar que no ha pasado nada.
Instalar una alarma en tu segunda vivienda
Con respecto al punto anterior, una alarma en tu segunda residencia te quitará la mayor parte de las preocupaciones. No solo protegerás los puntos de más fácil acceso a ella, sino que, como en el caso de Verisure, que cuenta con la tecnología PreSense, puedes anticiparte a la posible entrada de intrusos. A su avanzada tecnología se suman la rápida respuesta en caso de intento de allanamiento (tiempo de reacción inferior a 20 segundos) y la tranquilidad de ver todo lo que pasa desde tu móvil.
Puedes calcular cuánto te costaría una alarma Verisure en tu segunda residencia, sin compromiso. Los expertos te harán un estudio de seguridad a medida para que gastes solo lo imprescindible, pero sin perder un ápice de seguridad.