En este cambio de mentalidad que ha traído la conciencia de lo sostenible, la cosmética tenía por fuerza que convertirse en uno de esos agentes transformadores. Y debía serlo por varios motivos, como vamos a ir viendo. ¿Qué es la cosmética sostenible y cuáles son las partes del proceso en las que las diferentes marcas deben transitar hacia un producto compatible con el respeto al planeta?
¿Qué es la cosmética sostenible?
Los cosméticos son todos aquellos productos destinados tanto a nuestro embellecimiento como a la higiene personal. Una cosmética sostenible o ética es aquella que no solo camina en la misma dirección que los ODS de la Agenda 2030, sino también la que respeta al máximo a los seres vivos con los que convivimos.
Principios de la cosmética sostenible o ética
Fabricada con ingredientes naturales
En un decálogo de cosmética sostenible, los productos naturales deben privilegiarse por encima de los que no lo son. Dichos productos deben ser biodegradables, esto es, que puede descomponerse en elementos químicos absorbibles por la tierra sin dañarla.
Un cosmético de los denominados orgánicos debe contar con, al menos, un 95% de ingredientes naturales en su composición.
De origen ecológico
Otro de los puntos a favor de una cosmética ética es que sus ingredientes provengan de la agricultura ecológica (y, puntualmente, también de la ganadería ecológica). De este modo, no solo tendremos ingredientes biodegradables, sino que cuidan el planeta en su proceso de fabricación.
Vegano
Es deseable también que los productos que provienen de la cosmética ética sean veganos, esto es, que no contengan ingredientes de origen animal. Proteínas lácteas, miel, etcétera, quedarían fuera de la cosmética vegana.
‘Cruelty-free’
No solo los productos veganos proponen esta filosofía. Ya está muy extendida la idea de que los cosméticos no han de probarse en animales para descartar intolerancias, por ejemplo. Cultivo de células, simulaciones por ordenador o testeo en voluntarios son algunas de las actuales alternativas.
Proveedores igualmente éticos
No solo vale que el laboratorio que fabrica el cosmético en cuestión esté comprometido con el hábitat y el planeta; también deben estarlo los proveedores de materias primas que además provendrán del comercio justo. El cosmetólogo ético vigila toda la cadena de producción.
‘Packaging’ sostenible
¿Empaquetado atractivo o sostenible? Obviamente, cada vez pesa más lo segundo. Los laboratorios de cosmética ética intentan reducir el packaging al máximo, pero además este deberá ser reciclable y/o compostable, de forma que los desechos se reduzcan al mínimo.
Envases reutilizables
El envase que contiene directamente el cosmético también ha de ser reciclable o, mejor aún, reutilizable. En estos casos vamos a poder acudir a nuestro proveedor a que lo rellene con el producto. De este modo evitamos desecharlos y le damos varias vidas.
Libre de plásticos
Se estima que más de 120.000 millones de botellas de plástico proceden cada año de nuestros cuartos de baño. Entre los principios de la cosmética sostenible debe estar el de evitar utilizar plástico en su envoltorio. Existen alternativas de aspecto similar, pero biodegradables. O, mejor aún, directamente se puede prescindir de este tipo de envoltorios.