Los datos que arroja el último informe del INE sobre el uso de tecnologías en los hogares deja patente que los más jóvenes son los que más y mejor manejan las tecnologías. Prácticamente el 100% de ellos utiliza habitualmente internet y tiene preferencia por el móvil por encima del resto de dispositivos. Sucede que, en ese uso, muchos de ellos pueden caer en la nomofobia. ¿Qué es, cuáles son sus síntomas y cómo evitarlo o revertirlo?

¿Qué es la nomofobia?

Aunque todavía no está catalogada como trastorno o enfermedad, la nomofobia tiene todos los componentes de una adicción.

Nomofobia es un neologismo que viene del inglés, “no-mobile-phone phobia”, y que es eso, un miedo irracional a no tener el móvil. Eso se debe a que la persona que la padece lo usa de manera desmedida. Y no en el sentido clásico del teléfono, tal como lo usan las generaciones analógicas, sino para todo aquello que no es llamar: redes sociales, juegos en línea, mensajería, etcétera.

La manera de socializar hoy, especialmente de las personas que padecen nomofobia, es a través del móvil. Algo que, paradójicamente, los aísla: todos sus espacios de interacción se encuentran dentro del smartphone y de ahí la adicción. Si a un adolescente se le pierde el teléfono, se le queda sin batería, se lo roban (o, simplemente, sus padres se lo quitan para que se concentre al estudiar), sufre los mismos síntomas que cualquier otro adicto.

Síntomas de que se padece nomofobia

No solo los adolescentes pueden tener nomofobia: también los adultos y aquellos niños a los que se les permite el uso indiscriminado del teléfono móvil. Pero, ¿qué síntomas presenta una persona con nomofobia?

  • Está pendiente a todas horas de la pantalla del móvil por si ha recibido algún mensaje nuevo.
  • Nunca apaga el móvil o lo tiene lejos de sí: cuando come lo mira, no puede concentrarse en ninguna otra tarea porque las pequeñas interrupciones que suponen mirar el móvil lo impiden…
  • Es incapaz de viajar a sitios donde no haya cobertura y, si no la hay, busca un sitio en el que meterse donde haya wifi gratis.
  • Le roba horas de sueño mirar la pantalla, incluso llegando a despertarse en mitad de la noche para hacerlo. Esto es, de hecho, un problema de salud pública que los expertos ya han puesto de manifiesto. La Sociedad Española del Sueño afirma que el 36% de los adolescentes se despierta de madrugada para chequear su móvil.
  • Siempre está buscando un sitio en el que recargar la batería.
  • Cuando no puede acceder al móvil, se despliegan síntomas característicos de un adicto: nerviosismo, taquicardias, ansiedad, pensamientos obsesivos, dolores de estómago o de cabeza y hasta ataques de pánico.

¿Cómo evitar o reducir esa adicción al teléfono móvil?

En realidad aquí hay dos problemas que van de la mano: la nomofobia y el FOMO (“fear of missing out”, es decir, miedo a perderse algo). Pero estos consejos son útiles para ambos problemas:

  • Desactiva las notificaciones. Ver aparecer constantemente avisos de mensajes es uno de los mayores distractores. Si no vemos los mensajes que nos llegan evitaremos estar demasiado pendientes.
  • Impón la norma de no tener el móvil cerca cuando se come o cuando se pasa tiempo juntos de calidad.
  • Al entrar al cine o a cualquier otro espectáculo, el móvil se pone en modo avión.
  • Para estudiar, sigue el método Pomodoro, que combina tramos de 25 minutos de trabajo o estudio con 3-5 de descanso. Cada cuatro tramos largos, el descanso es algo mayor. De este modo logrará concentrarse en periodos largos.