El día 29 de septiembre, la FAO nos recuerda la necesidad de concienciarnos sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos. Sin duda, este es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos en el primer mundo y que, al mismo tiempo, nos sirve para recordar que tirar comida es muy dañino para el medio ambiente. Alrededor de un 14% de los alimentos que se producen en el mundo se pierden desde la cosecha y hasta la venta al por menor en las cadenas de suministro. Desde este punto hasta el consumo, se desperdicia en torno a un 17%. Dentro de la Agenda 2030, se pide una reducción drástica de estas pérdidas. En el caso de los consumidores, la idea es dejarla en la mitad.

¿Por qué es tan importante evitar el desperdicio de alimentos?

Hay tres grandes problemas. Por un lado, el desperdicio de alimentos genera entre el 8% y el 10% de los gases de efecto invernadero, responsables de numerosos desastres climáticos, sequías, etc. Por otro lado, la población crece y la Tierra tiene una capacidad limitada de producir alimentos, por lo que es necesaria una mejor redistribución de los mismos. Por último, hay un coste económico: solo una reducción del 20%, ni siquiera del 50%, le ahorraría al mundo 100.000 millones de dólares. Por eso, evitarlo se encuentra dentro de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a ocho años vista. ¿Qué podemos hacer en casa para evitarlo? Aquí van algunos consejos.

Consejos para evitar el desperdicio de alimentos

Planifica cada semana  tu compra (y tu menú)

A menudo tiramos comida porque compramos sin planificar. Si pensamos en qué vamos a cocinar cada día, lograremos dos cosas: utilizar varios alimentos para distintas recetas y adquirir solo lo necesario (con el consecuente ahorro para nuestro bolsillo).

Mira bien las fechas de caducidad

Si vas a hacer un plato con carne de ave a final de la semana, comprueba que dicha carne estará en perfecto estado para entonces. Otra idea, es hacer menús con los productos que caducan con más facilidad al principio y dejar los que duran más para el final. Evitarás derrochar y también una potencial intoxicación alimentaria.

Congela en porciones

Congelar es una medida esencial para evitar el desperdicio de alimentos. Eso sí, hazlo en porciones. Si vas a comprar un kilo de filetes, sepáralos en partes teniendo en cuenta los que os soléis comer.

¿Conoces el método FIFO?

El método FIFO (first in, first out, es decir, lo primero que entra es lo primero que sale) se ideó para los almacenes e inventarios de empresas, pero es un excelente método para organizar despensa y nevera. Si has adquirido seis litros de leche y en el armario había dos, coloca estos dos delante para que sean los primeros en consumirse. Haz lo mismo con lo que se guarda en el frigorífico. Si guardas delante lo nuevo, arrinconarás lo viejo y terminará caducando.

¿Caducado o no?

Hay dos tipos de fecha de caducidad. Está la que se llama así y la que se indica como fecha de consumo preferente. Esta última es orientativa y, si consumes ese producto unos días después, no es perjudicial para tu salud, aunque en algunos casos, ciertas propiedades puedan perderse; es el caso de los yogures, pan o cereales, refrescos, etc.

Recicla

Algo magnífico que hacían nuestras abuelas era cocinar con las sobras. Si, por ejemplo, haces un cocido, con los garbanzos sobrantes se puede cocinar un delicioso hummus; con estos y la carne, ropa vieja; con la carne, unas croquetas; el caldo servirá para hacer sopa… Además, las nuevas elaboraciones admiten ser congeladas. Una manera de darles una segunda vida a guisos humildes que se reflejará en vuestra economía.