Cada vez que un equipo de astronautas se marcha a una estación interespacial, cada vez que alguien sale de la atmósfera o cada sonda enviada a Marte suelen percibirse como hitos de la humanidad bajo los cuales no parece haber mucho más. Y, sin embargo, no es así. ¿Qué motivación hay detrás de estos lanzamientos, más allá de la épica? ¿Qué hemos logrado saber desde que existen estas misiones?
Un poco de historia
Ya hay alrededor de medio centenar de sondas que se han enviado (o lo harán en breve) a Marte. La primera que llegó con éxito al planeta rojo fue la Mariner 4, y de eso ya hace casi 60 años. Entonces simplemente sobrevoló el planeta, pero las primeras fotos que nos llegaron de Marte datan de noviembre de 1964.
Estados Unidos ha logrado amartizar con nueve sondas: las Viking 1 y 2 (ambas en el año 1976) fueron las dos primeras. Las tres últimas, y de las que más hemos oído hablar en los últimos años, han sido Curiosity, InSight y Perseverance, en los años 2021, 2018 y 2021, respectivamente.
Aunque Estados Unidos es el país con una experiencia más amplia en este segmento aeroespacial (el de explorar Marte), no es el único Estado que lo ha hecho, ni mucho menos. La antigua URSS le sigue muy de cerca, y China, India, Europa o Japón, entre otros, están o han estado implicados en proyectos.
Motivos que impulsan a la humanidad a enviar sondas a Marte
Por tanto, uno de los motivos es, precisamente, este: el simple hecho de enviar sondas a Marte es una manera de estar en lo más alto en cuestiones de ingeniería aeroespacial para el país que se suma a estos proyectos.
Buscar nuevas (o extintas) formas de vida
Uno de los grandes enigmas para el hombre ha sido y sigue siendo encontrar vida fuera de la Tierra. Parece obvio que tiene que haber, en algún lugar del Universo, alguna otra forma de vida que no sea la que alberga nuestro planeta, pero hasta el momento no se ha encontrado.
Por sus características, Marte es el planeta más explorable de aquellos a los que podemos llegar. Y el que alberga más posibilidades de vida, presente o pasada. En 2015, por ejemplo, la NASA anunció que había encontrado agua líquida fluyendo de forma intermitente en Marte (se supo gracias a la sonda Curiosity). Esto nos acerca a la idea de que puede haber vida en el planeta.
Y hallar vida en Marte no solo sería uno de los descubrimientos más impactantes de la historia del hombre, sino que se abriría ante nosotros un abanico de posibilidades inimaginable.
Entender Marte para entender la Tierra
Hay otra corriente científica, y es la que aboga por conocer la evolución de Marte como un espejo en el que mirarnos como planeta. Es decir, ver en qué se ha convertido el planeta rojo podría aportar pistas sobre cómo puede evolucionar la Tierra. La penúltima sonda enviada, InSight, tenía como propósito explorar el interior de Marte, algo que aportaba información sobre el núcleo de nuestro propio planeta.
Pero hay más. En Marte se pueden estudiar fenómenos climatológicos similares a los nuestros, como el preocupante calentamiento global: existe un estudio astronómico que apunta en esa dirección. También existen vórtices en los polos de Marte similares al que hay en la Antártida, lo que ayudaría a comprender el agujero de ozono en ese punto de la Tierra.
Eso sí, los científicos advierten: hay que tener un cuidado extremo para no provocar contaminación biológica en Marte. De haber vida, podría tener graves consecuencias.