Según datos de la CECU (Confederación de Consumidores y Usuarios), la mayoría de las personas no cree poder distinguir un producto falsificado de uno original. De hecho, solo el 16% cree que sabría hacerlo. Otros datos relevantes: el 72% de los compradores de falsificaciones sabían que estaban adquiriendo algo fraudulento. Si bien la mayoría de los consumidores (casi un 70%) percibe este tipo de compras como algo negativo, lo cierto es que es una práctica demasiado extendida. Quizá, en parte, porque cuando pensamos en falsificaciones somos conscientes del daño que hace a la economía, pero no piensan en otras consecuencias. Además de la ropa (el objeto más común), existen medicinas falsificadas, cosméticos, perfumes…, que pueden poner en peligro nuestra salud. Se trata de un mercado ilegal, movido por el crimen organizado y que mueve en el mundo 460.000 millones de euros, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. ¿Qué consecuencias reales tiene esta práctica y cómo evitarla?
El prestigio social como motivo
Entre los datos que maneja CECU, los encuestados reconocían que el prestigio social es uno de los motivos para adquirir prendas falsas (bolsos, calzado y ropa, principalmente). Pero hay más. En numerosos sitios web se ocultan vendedores de falsificaciones, que han aumentado con la pandemia. Pero, mientras compramos un objeto falso, estamos quitando mercado a la marca real… y a los pequeños comerciantes que la venden. Por otra, estos objetos pueden afectar, y mucho, a nuestra salud. Veamos algunos ejemplos.
Gafas de sol sin filtro solar
Quizá sea el caso más evidente. Las gafas de sol falsificadas no se someten a la normativa europea, no llevan los filtros de protección solar exigidos y las consecuencias pueden ir desde conjuntivitis o sequedad ocular hasta cataratas precoces o queratitis.
Ropa y complementos: los tintes y los tejidos entrañan peligro
Representan (especialmente los complementos) un volumen muy sustancioso de las falsificaciones. No solo hace un daño irreparable al comercio (especialmente al local), sino que además, al igual que con las gafas, puede entrañar riesgos para el organismo. Una prenda falsa no pasa los exigentes criterios de Europa y puede ir teñida con productos tóxicos. Estos no solo dañan al medio ambiente, sino también a quienes los usan. Los ftalatos pueden dañar el sistema hormonal y reproductivo; el formaldehído causa irritaciones en la piel y afecta al sistema respiratorio… También hay productos cancerígenos o corrosivos. Eso, sin contar con que, para ahorrar costes, pueden usarse tejidos fácilmente inflamables.
Medicinas falsificadas: el mayor de los riesgos
Las medicinas falsificadas son quizá el más evidente de los peligros. Con la pandemia las webs ilegales que ofrecían remedios contra el COVID crecieron de manera inusitada. El Ministerio de Sanidad advierte sobre los riesgos que entraña adquirir medicinas falsificadas, cuyo consumo puede ser letal.
Cosméticos y perfumes: problemas dermatológicos y respiratorios
El mundo de la cosmética no está exento de falsificaciones que, a menudo, ni siquiera son rentables económicamente para el bolsillo del consumidor. Ingredientes no autorizados pueden provocar dermatitis irritativas, alergias, acné, irritación ocular, manchas o intoxicaciones por inhalación, entre otras muchas.
¿Qué hacer para no caer en la tentación de lo falso?
- Compra solo en webs oficiales o que tengan autorizada la venta de esa marca.
- No te dejes llevar por precios extraordinariamente rebajados con respecto al que tiene el producto en su web original.
- Al pagar, asegúrate de que la pasarela de pago es segura (hablamos, claro está, de tiendas online) y de que estás en un protocolo https, con el que además evitarás posibles estafas, hackeos o robos de tus datos.
- Desconfía de una página web como las que describimos en este artículo.
- Compra en el mercado de segunda mano: es una excelente opción con la que además ahorrarás dinero, además de estar comprando un producto original, que es de mayor calidad y más duradero.