La inteligencia artificial, al igual que sucede con cualquier tecnología, alberga un lado oscuro. Es evidente la cantidad de usos que tiene. La mayoría están contribuyendo a una mejora notable en nuestras vidas. Pero entre esas utilidades perversas está el deepfake. No siempre, por supuesto, pero sí está causando preocupación. ¿Qué es el deepfake exactamente y de qué manera puede perjudicarnos?
¿Qué es el deepfake?
Este anglicismo proviene de las palabras fake (falso, falsificación) y deep (profundo), aunque en realidad esta última remite a deep learning (aprendizaje profundo). Se trata de una técnica desarrollada por inteligencia artificial que permite la edición de vídeos dotándolos de un inmenso realismo. Ya se pudieron ver los resultados de esta técnica en Rogue One: Una historia de Star Wars. En ellos podíamos ver a Carrie Fisher, la actriz que en los 70 interpretó a la princesa Leia, con el mismo aspecto de entonces. Se logra utilizando ciertos algoritmos, conocidos como RGA (redes generativas antagónicas), que se aplican a imágenes o vídeos reales y los modifican. Por ejemplo, en el caso de esta película, a la actriz que le daba vida se le puso después el rostro joven de Carrie Fisher.
Usos del deepfake
Partiendo de que esta técnica permite recrear rostros, movimientos, voces, personas…, los usos del deepfake parecen casi infinitos. Estos son algunos de los más reseñables:
- Cinematográfico. Ya hemos visto uno de sus usos, pero no es el único: con la técnica deepfake también se puede simular su voz (imaginemos que un actor se queda afónico), modificar su silueta, sus movimientos, etcétera.
- Personal. Esta recreación de rostros, cuerpos y voces puede permitir a las personas interactuar con seres queridos que ya no están.
- Educativo-cultural. Creando especies de hologramas de artistas que puedan interactuar con el público en exposiciones, o en traducciones simultáneas.
¿Por qué es el deepfake tan peligroso en potencia?
Y aquí viene la parte más peliaguda. Tenemos la tecnología. Lo normal es que se utilice para hacer el bien, pero ¿en qué situaciones el deepfake nos puede perjudicar? Estas son solo algunas de ellas:
- Manipular vídeos políticos. Imaginemos a un político que quiere alterar los resultados electorales y para ello crea, con inteligencia artificial, un vídeo en el que su rival en campaña está haciendo algo terriblemente inmoral. La perfección que se está alcanzando en este sentido podría ser tremendamente peligrosa en este aspecto.
- En ámbitos de seguridad personal. El deepfake también permite manipular las voces. ¿Y si nos llama por teléfono algún familiar que no es tal, sino que se ha modificado su voz con esta herramienta, y nos pide datos de nuestra tarjeta bancaria? Evidentemente estamos muy lejos de que esto ocurra, pero es posible. Y esta tecnología avanza a pasos gigantes.
- Pornografía. Ya existen vídeos de contenido sexual en los que se ha puesto el rostro de alguien ajeno al mismo. Ha ocurrido, precisamente, con una actriz de Star Wars.
En la actualidad se está formando a gente (por ejemplo, en el ámbito del periodismo) para detectar deepfakes. Y seguramente habrá una manera de comprobar qué es real y qué es falso, pero de momento debemos estar alerta para que no nos expongan a este tipo de contenidos.