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¿Puede la tecnología liderar la lucha contra el cambio climático?

No existe un mundo posible en el que la tecnología dé la espalda al cambio climático. Pero aterrizando el concepto y yendo de las palabras a los hechos, ¿qué está haciendo el sector tecnológico por el planeta? Es más, ¿de qué manera debería situarse en primera fila para liderar la lucha por la sostenibilidad? Vamos a ver algunos ejemplos de cómo se cocina esta alianza.

Inteligencia artificial: predecir los desastres

El Foro Económico Mundial (más conocido como Foro de Davos) dio algunas pistas el pasado mes de febrero de cómo una tecnología tan pujante como la IA puede liderar la lucha contra el cambio climático. Y dio algunos ejemplos, como los siguientes:

Movimiento B Corp: una red de ayuda y concienciación a las empresas

¿Qué es exactamente el movimiento B Corp? B Lab y B Corp nacieron con la idea de transformar el mundo y de hacerlo a través de las empresas. Bajo el mantra de que otra economía no solo es posible, sino necesaria, tejieron una red de empresas B (B de «benefit» bajo una certificación que las califica de compañías que miden y gestionan responsablemente su impacto medioambiental (entre otras cosas).

Las B Corps no solo transforman el mundo y lo dirigen hacia la sostenibilidad, sino que además sirven de inspiración y ejemplo para otras que decidan seguir su estela. Actualmente, el 70% de las más de 6.000 B Corps son pymes (menos de 50 empleados). Pero ¿qué tipo de medidas asumen las grandes corporaciones?

¿Cómo lo hacen los grandes?

La responsabilidad también (y sobre todo) interpela a las grandes tecnológicas. Google, por ejemplo, en su programa de sostenibilidad, está aplicando medidas para lograr las cero emisiones netas en 2030, como funcionar con energía libre de carbono, reponer el 120% del agua dulce que consumen o que los envases de productos tecnológicos estén al 100% libres de plásticos en 2025.

Microsoft también se ha puesto el horizonte de 2025 para eliminar los plásticos de un solo uso de sus embalajes, así como aumentar el porcentaje de productos reciclables (tecnológicos o de embalaje) y las cero emisiones netas en 2030. También Amazon está encabezando el cambio al ampliar las opciones de entrega sostenibles (por ejemplo, haciendo crecer la flota de vehículos eléctricos frente a los que se mueven por medio de combustibles fósiles), implementando los montacargas impulsados por hidrógeno en sus almacenes o fomentando la creación y uso de plantas eólicas y solares.