El método Agile es un sistema de trabajo que lleva años implementándose con éxito. Hay numerosos motivos: su eficacia se va demostrando en cada empresa en la que se implementa, aumenta la productividad y mejora la motivación de los equipos de trabajo. Con estos beneficios, es lógico que las nuevas empresas, en especial las nacidas en entornos innovadores, se apunten a él. ¿En qué principios se basa? Vamos a verlos.

Las premisas del método Agile

En primer lugar, hay una serie de pilares en los que se basa el método Agile y que podemos resumir de este modo: los hechos y las personas están en el centro de todo. El método Agile prioriza a las personas y tanto el equipo de trabajo como el cliente, debe colaborar con este y ser flexible ante los cambios. Entre un informe extensísimo detallando cómo se va a crear un proceso y un producto funcionando, siempre se elegirá lo segundo. Esto tiene mucho que ver con que Agile se creó en origen para el desarrollo de productos de software.

Los 12 puntos del método Agile

Dicho esto, el método Agile se basa en una docena de puntos que deben ser siempre el objetivo de las personas que trabajan con él.

  1. El cliente es el centro. Su satisfacción es el objetivo principal y para ello la prioridad ha de ser entregarle un producto que cubra la necesidad que demanda.
  2. Se puede y se debe cambiar sobre la marcha. En un proceso de creación de un producto o servicio, si surgen alternativas o soluciones que lo mejoren, se incorporan.
  3. Las entregas deben producirse en periodos cortos de tiempo. Lo habitual en el método Agile es dividir el trabajo en fases y hacer una entrega por semana.
  4. No se trata de hacer por hacer, sino de que en los procesos se dé un desarrollo sostenible. El cómo se ejecute la fase de un proyecto es esencial.
  5. Reducir la complejidad de cualquier proceso hasta el mínimo posible. La simplicidad es esencial en el método Agile y si una tarea no lo es, se subdividirá hasta que lo sea.
  6. Los equipos de trabajo deben poder autogestionarse. Aunque exista una persona que monitorice los procesos, el grupo debe ser capaz de organizarse sin jerarquías que irían contra la esencia de este método.
  7. Si las circunstancias cambian, el proyecto cambia. De hecho, hay que asumir que esto sucede  casi siempre. Revisarlo y tener capacidad de readaptación es fundamental. Además, el equipo estará más cohesionado y motivado.
  8. Las comunicaciones dentro de los equipos se harán, preferiblemente, cara a cara mejor que de forma telemática. Es más, el método Agile recomienda que haya reuniones con cierta periodicidad, tanto dentro del equipo como entre el equipo y el cliente.
  9. Se debe poder medir el progreso con indicadores concretos, ya que la evolución de cada fase en un proyecto es algo objetivo, no subjetivo.
  10. La labor de liderazgo de equipos se ejercerá donde tienen lugar los procesos, nunca dentro de un despacho o en la distancia.
  11. Excelencia técnica y un buen diseño son metas a perseguir. De hecho, ambas cosas van de la mano y deben ir encaminadas a mejorar la agilidad del proyecto.
  12. Es imprescindible crear un clima de confianza y motivación en el equipo, ya que solo en estos entornos los procesos y el producto final serán impecables.