La necesidad de sentirse protegido

Ante la situación de inestabilidad que estamos viviendo, la necesidad de sentirse seguro y protegido cobra mayor relevancia. Queremos saber cuál es el final de un cuento en el que nosotros somos los protagonistas y donde buscamos la tranquilidad que tanta falta nos hace en estos tiempos convulsos.

El ser humano es complejo. Cada persona es única, con unas características y particularidades diferentes. Sin embargo, hay algo que todos compartimos: una serie de necesidades básicas que necesitamos cubrir, según la famosa pirámide de Maslow, y que nos motiva a comportarnos de determinada manera.

Necesidades básicas

En estos momentos de enorme complejidad, y ante la grave situación que estamos viviendo, las necesidades fisiológicas que se encuentran en la base de dicha pirámide cobran más sentido que nunca: hablamos de alimentarse, vestirse, de poder respirar.  Son las únicas inherentes a toda persona, básicas para la supervivencia del individuo.

Una vez cubiertas, pasamos al segundo nivel, donde nos encontramos un concepto tan amplio como es el de la seguridad: seguridad física, seguridad emocional, seguridad económica y seguridad moral. Lo que buscamos encarecidamente, una vez que hemos cubierto las cuestiones básicas es, en definitiva, esa tranquilidad que nos permite seguir avanzando: crear y mantener una situación de orden.

Este concepto, al igual que el anterior, cobra especial relevancia en un entorno de inestabilidad. A todos nos gustaría averiguar cuál es el final del cuento, ese que los niños conocen de memoria y que te obligan a leer de manera constante, muy a tu pesar, porque saben qué es lo que va a ocurrir. Solo conociendo el final se sienten seguros. Porque esa sensación de seguridad la necesitamos, no solo cuando somos pequeños, también cuando somos adultos.

Queremos y necesitamos saber que, detrás de cada movimiento que hagamos en nuestras vidas, tendremos una estabilidad que nos permita crear una familia, abrir un negocio o emprender un nuevo camino. Por mucho que busquemos arriesgarnos, por mucho que decidamos cambiar el rumbo de nuestras vidas, siempre buscamos ese colchón, que puede ser tan grueso o fino como estimemos, pero que nos permita evolucionar. Queremos saber que podemos mirar atrás y volver cuando lo necesitemos.

La protección, un derecho fundamental

Sentirse seguro y protegido no es solo una necesidad vital, es un derecho humano  fundamental. Tenemos la enorme fortuna de vivir en la sociedad del bienestar, donde sabemos que podemos salir a la calle con total tranquilidad porque hay muchos agentes a nuestro alrededor que velan por nuestra individualidad, y que en la mayor parte de las ocasiones son invisibles; invisibles porque nos acompañan en nuestra vida diaria, pero no la interrumpen, la siguen, sin llamar la atención. Y no nos referimos solo a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, hablamos también del sistema judicial, de la sanidad, ahora tan necesaria, de nuestra red familiar, que en nuestra cultura cobra un papel imprescindible, el centro de todo.

Hablamos, por tanto, de una seguridad invisible. Y en ese camino se encuentra también la seguridad privada, esa que complementa a la seguridad pública y que con sus sistemas de protección contribuyen a facilitarnos la función protectora instintiva que todos tenemos como seres humanos respecto a los nuestros.

Esa es la misión y responsabilidad que tenemos como compañía referente en nuestro país, ofrecer a nuestros usuarios todas las herramientas a nuestra disposición para que se sientan seguros y protegidos, para garantizar esa tranquilidad que tanto necesitamos ofrecer a los que más queremos, no solo a nuestras familias, sino también a nuestros negocios, que tanto esfuerzo nos han costado emprender.

Seguimos estando aquí, en cada paso que deis, en cada decisión que toméis. A vuestro lado, en estos momentos extremadamente complicados, pero que pronto serán esperanzadores.