Avanzar tecnológicamente y hacerlo respetando el medio ambiente no es una tarea sencilla; sin embargo, las grandes empresas tienen en su horizonte presente y futuro transitar por este camino. No existe evolución sin sostenibilidad, y en este campo se encuadra la tendencia green tech; ¿en qué consiste, cuáles son las claves y a qué retos se enfrenta?

En qué consiste la ‘green tech’

No es demasiado complicado inferir que con green tech nos referimos a «tecnología verde», es decir, respetuosa con el planeta.

En las últimas décadas, el mundo ha evolucionado de un modo drástico. Hace medio siglo no podíamos imaginar que viviríamos en un mundo hiperconectado: todos disponemos de, al menos, un dispositivo conectado a Internet (móvil, tablet, ordenador personal…), sin contar con otros gadgets cotidianos que interactúan con la Red para ponerse en marcha o adaptarse a nuestras necesidades (lo que conocemos como el Internet de las cosas).

Sin embargo, toda esa tecnología se enfrenta ahora a un nuevo reto: el de seguir avanzando sin despilfarrar recursos, sin dejar huella en la atmósfera, sin perjudicar al planeta. Ese es, en definitiva, el significado y el espíritu de la tecnología verde o green tech.

Claves y retos de la ‘green tech’

Reducir el consumo de energía

La propia fabricación de un dispositivo genera un consumo de energía que no se había contemplado hasta hace relativamente poco. Eso, sin contar con la huella que deja el propio uso de estos terminales. La green tech tiene en mente desarrollar productos que consuman poca energía una vez puestos en el mercado, pero también en su proceso de fabricación. Pensemos que el 4% de los gases de efecto invernadero proceden de las tecnologías digitales, y que el consumo energético aumenta un 9% al año, según se registra en el informe sobre digitalización sostenible de Acelera pyme.

Uso de materiales ‘limpios’

Otro de los asuntos que la tecnología verde tiene en cuenta es descartar, en el proceso de fabricación de cualquier dispositivo, los materiales altamente contaminantes. Pensemos en el plástico, por ejemplo. Pero hay muchos más: ciertos elementos con los que se fabrican, por ejemplo, las baterías de los teléfonos móviles, pueden terminar en cualquier vertedero y generar daños irreparables, también para la salud.

Durabilidad

Frente a aquella obsolescencia programada de la que se hablaba hace décadas y que generaba millones de dispositivos de usar y tirar (y toneladas de basura tecnológica), hoy la green tech busca que los productos duren cuanto más, mejor, y que sean fácilmente reparables.

Innovación sin renunciar a la ética

La propia transición hacia una tecnología más limpia implica en sí misma una innovación. En paralelo al avance de la parte que percibe el usuario (mejores dispositivos, más rápidos o inteligentes), la tecnología verde desarrolla sistemas de fabricación más limpios y terminales más duraderos que innovan en otra dirección.

Reciclaje

Por supuesto, uno de los puntos clave de la tecnología verde es el de poder reciclar cuantos más materiales, mejor, una vez el producto desarrollado esté en manos del usuario. Pero no solo eso: aprovechar materiales ya reciclados o que generen un impacto medioambiental mínimo es parte de la esencia misma de esta tendencia.