¿Sabías que los largos tiempos que a menudo dedicamos las personas a nuestros desplazamientos pueden impactar negativamente sobre nuestra salud mental? ¿Y que la contaminación atmosférica es una de las principales causas de fallecimientos prematuros en Europa?

Así pues, el impacto del tráfico sobre la salud de las personas es doble. Por un lado, están los efectos negativos de pasar infinitas horas de nuestro valioso tiempo al volante (cambios de humor, irritabilidad y malestar general) y, por otro, la contaminación atmosférica que genera la infinidad de vehículos de gasolina circulando a nuestro alrededor es una de las causas principales de diversas enfermedades de carácter grave.

Continuando con nuestro apoyo a la Semana de la Movilidad Europea, centramos este nuevo artículo alrededor del impacto sobre la salud de los medios de transporte que habitualmente elegimos para nuestros desplazamientos. 

CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA…Y ACÚSTICA

La contaminación ambiental es, según la Organización Mundial de la Salud, uno de los mayores riesgos para la salud de las personas. Tanto es así que sus efectos han sido vinculados con más de tres millones de fallecimientos prematuros al año en todo el mundo, una auténtica barbaridad.

Aunque afortunadamente el número de fallecimientos a causa de la contaminación se ha reducido notablemente en las últimas tres décadas (casi hasta la mitad desde el año noventa), todavía sigue ocupando un puesto destacado entre las principales causas de mortalidad. ¿Qué tipos de afecciones son las más comúnmente asociadas a la contaminación atmosférica? Por ejemplo, el asma, el cáncer de pulmón y otras enfermedades cardiovasculares que afectan a un gran número de personas. 

En cuanto a las fuentes de contaminación más perjudiciales para la salud de las personas, el tráfico rodado en las ciudades se lleva la palma. Y esto es especialmente importante para los conductores que pasan largas horas al volante. Por ejemplo, ¿sabías que la contaminación que se acumula en las intersecciones en las ciudades es hasta veintinueve veces superior a la que hay en carretera abierta? Tanto es así que circular por la ciudad se ha convertido en una práctica de riesgo incluso cuando estamos parados dentro del coche.

Y es que los coches enfrascados en largos atascos -o incluso parados en los semáforos en rojo- pueden contener hasta un 40% más de polución que los coches que están en movimiento. Según diversos estudios, la combinación de las ventanillas cerradas con el ventilador encendido es la que tiene un peor impacto para la salud de los conductores… así que, la ventanilla ¡siempre abierta! 

Además, dicen estos estudios que la contaminación en las ciudades es hasta siete veces más nociva para los conductores que para los viandantes. En cualquier caso, ni unos ni otros están libres del impacto nocivo de la contaminación ambiental.

Aparte, no debe olvidarse el efecto de la contaminación acústica sobre la salud de las personas. Y es que, según las estadísticas, una de cada cinco personas se expone de forma regular a sonidos que pueden perjudicar seriamente su salud, pudiendo causar problemas cardiovasculares, reducir el rendimiento a lo largo del día, impedir el sueño o provocar cambios en su comportamiento. 

CIUDADES CON MENOS COCHES

La buena noticia es que cada vez son más las iniciativas emprendidas por las administraciones públicas -y las empresas privadas- para combatir los efectos del tráfico en la salud de las personas. Y si esta tendencia es la que impera de aquí en adelante, el objetivo de llegar a la ciudad de las cero emisiones tal vez no sea algo tan remotamente lejano.

Un ejemplo es la llamada ciudad de los quince minutos, un concepto de urbanismo ya instaurado en ciudades europeas como París en el que se busca que todo el mundo tenga todo lo que necesita sin necesidad de coger el coche. ¿El resultado? Ciudades con menos coches y, por extensión, menos contaminadas, más accesibles y mucho más conectadas con sus habitantes.  

Dentro de nuestras fronteras también tenemos buenos ejemplos de ciudades sostenibles. Este es el caso de Vitoria-Gasteiz, con un 98% de sus habitantes viviendo a menos de tres kilómetros de un cinturón verde. Esto pone al alcance de todo el mundo una gran diversidad de espacios naturales perfectos para el ejercicio y el entretenimiento. Junto con las cada vez más habituales opciones de micromovilidad, la ciudad representa un ejemplo a seguir por la sostenibilidad urbana. 

Si te estás preguntando qué puedes hacer para combatir los efectos de la contaminación, la respuesta es sencilla: optar siempre que sea posible por una movilidad activa: no solo mejorará tu salud física, sino que contribuirá a reducir las emisiones de gases contaminantes en tu ciudad.