Cuando hablamos de “tag” o dispositivo de localización entran en juego dos enfoques que persiguen lo mismo, por un lado, encontrar cosas y por otro, saber dónde está alguien pero lo logran de manera distinta. Los tags de Bluetooth aprovechan el móvil (y a veces una red colaborativa de móviles) para dar la última ubicación y ayudar a localizar objetos cercanos, sin embargo los trackers GPS calculan su posición con satélites y la envían por red para verlo en una app. Entender esa diferencia entre alcance, precisión y coste es la clave para elegir bien.
En esta guía veremos qué es un tag, cómo funciona en la práctica (sin tecnicismos raros), dónde colocarlo, cómo comprobar que está activo y cuándo hay cuotas. La idea es que, al terminar, sepamos qué comprar y cómo configurarlo para que responda cuando de verdad se necesita.
¿Qué es un tag de localización?
Un tag de localización es un dispositivo pequeño que nos ayuda a encontrar objetos o seguir la posición de algo o alguien según el modelo. En los tags Bluetooth, el tag emite una señal que otros móviles pueden detectar de forma cifrada para enviarnos la última ubicación en un mapa. En los trackers GPS, el dispositivo obtiene su posición con GNSS y la transmite mediante conectividad celular a nuestra app, lo que permite seguimiento en tiempo (casi) real incluso a distancia.
¿Cómo funciona en la práctica?
En el día a día, la experiencia con un tag de Bluetooth se nota sobre todo “en las distancias cortas”: si perdemos las llaves en casa o no recordamos dónde dejamos la mochila, abrimos la app, vemos la última ubicación y lo podemos hacer sonar para guiarnos hasta ella. Si está fuera de nuestro alcance, entra en juego la red colaborativa (multitud de móviles que, de forma anónima y cifrada, ayudan a reportar su posición cuando pasan cerca), lo que marca la diferencia en ciudades y espacios concurridos.
En cambio, cuando necesitamos saber dónde está algo/alguien aunque esté lejos y recibir posiciones actualizadas lo que necesitamos es GPS con transmisión de datos: el dispositivo calcula su posición por satélite y la envía por la red móvil a nuestra app. Esa capacidad de cobertura amplia y seguimiento continuo suele implicar más consumo y, en la mayoría de modelos, una suscripción para la conectividad. En términos prácticos: Bluetooth para “lo he perdido por aquí cerca”; GPS para “quiero seguimiento fiable aunque esté lejos”.
Instalación y puesta a punto
La colocación y los permisos de la app explican la mayoría de “funciona / no funciona”. Recomendamos configurar desde el primer día notificaciones y accesos a la ubicación, y hacer una prueba rápida de búsqueda.
¿Dónde se instala el TAG?
Si lo vamos a usar para objetos, el tag debe ir fijado al propio objeto con un accesorio que lo proteja sin tapar la señal; así evitamos golpes y garantizamos que, si se pierde, se pierde junto al objeto. Para personas con un localizador GPS, lo normal es llevarlo encima procurando no “encerrarlo” en metal para no degradar la señal y revisando que haya cobertura para transmitir la posición a la app.
Uso cotidiano y comprobaciones
Algo más importante que “instalar” es verificar que todo está en orden antes de necesitarlo de verdad.
¿Cómo saber si tu TAG está activo?
Abrimos la app del fabricante y comprobamos que el dispositivo aparece conectado o actualiza su posición con normalidad. Con un tag Bluetooth, podremos hacerlo sonar y ver la última ubicación; si no responde, podemos acercarnos físicamente, cambiar la pila si procede y repetir el emparejamiento. Con un GPS, revisamos que tenemos posiciones recientes, que el equipo figura en línea y que hay batería y cobertura de red; sin datos, el tag no podrá enviarnos su ubicación en tiempo real.
Coste y condiciones del servicio
El precio no es solo lo que cuesta el dispositivo, sino qué conectividad usa y qué plataforma hay detrás.
¿Tiene una tarifa mensual?
En los tags Bluetooth, lo habitual es pago único: funcionan con el móvil y, en su caso, con la red colaborativa del ecosistema, sin cuotas. En los GPS, la transmisión de datos suele requerir SIM/plan y, por tanto, suscripción para el servicio en la nube (mapas, alertas, histórico). Hay excepciones, pero si buscamos seguimiento en tiempo real, cuenta con una cuota.
Privacidad y seguridad de los datos
Tanto Apple como Google han reforzado sus redes para proteger la privacidad y prevenir usos indebidos (por ejemplo, alertar si un tag desconocido parece moverse contigo). Además, Google ha rebrandeado su servicio a Find Hub y explica que las ubicaciones están cifradas extremo a extremo y que podemos controlar cómo participa nuestro dispositivo en la red colaborativa.
Un tag bien configurado: localización sin complicaciones
Para objetos cercanos, la mejor opción es un Bluetooth, es sencillo, eficaz y sin cuotas. Si necesitamos posiciones a distancia y en tiempo real, podemos elegir un GPS con transmisión de datos y asumir su mantenimiento (batería/cobertura/suscripción). Debemos colocarlo bien, probar la app y repetir la verificación de vez en cuando: así, cuando lo necesitemos, ya estará listo.