En los últimos meses hemos escuchado a menudo el concepto de «la España vaciada». Es, en definitiva, la consecuencia del éxodo masivo desde el campo a las grandes ciudades en busca de oportunidades de trabajo. La consecuencia es que, varias décadas después, nos encontramos con un 90% del territorio con una densidad poblacional ínfima. Visto sobre un mapa de concentración de habitantes en determinados puntos, se aprecia mucho mejor: en apenas un puñado de núcleos urbanos se concentra la mitad de la población.
Las consecuencias son evidentes: la otra mitad (la España vaciada, la España rural) tiene unas infraestructuras mucho peores. Menos transporte, menos acceso a la sanidad, menos servicios de todo tipo. El problema es grave, pero al menos, poco a poco, se va tomando conciencia del mismo. Ahora bien, ¿qué retos tiene ante sí el mundo rural? Estos son los cinco principales.
Atraer población joven
Uno de los problemas más visibles es el envejecimiento de la población. Los mayores se quedan y los más jóvenes se van en busca de oportunidades. El nuevo mundo rural necesita estrategias para llevar población joven de vuelta a la España vaciada. Los siguientes puntos son claves para lograrlo.
Creación de empleo cualificado
¿Cómo se pueden crear puestos de trabajo en la España vaciada? Por una parte, está la implementación de tecnologías en torno a la agricultura 4.0 por parte de expertos. Pero no es ni puede ser todo. El teletrabajo está en alza, y numerosas actividades se desarrollan en remoto. ¿Por qué no elegir un núcleo rural que nos aleje del ruido de las urbes si podemos trabajar con nuestro portátil en cualquier punto del planeta? Esto nos lleva al tercer reto.
Conectividad y educación online
Seguro que hemos escuchado más de una vez las quejas de algunas personas que viven en núcleos con una baja densidad de población quejarse de que no tienen una buena conexión a internet. Sin duda, es uno de los grandes objetivos del mundo rural para poder ponerse al nivel de las grandes ciudades. A menudo este es el gran hándicap que impide a mucha gente mudarse a estas zonas, y agranda la brecha digital entre el campo y la ciudad. Además, la conectividad trae otra magnífica ventaja: la posibilidad de estudiar online. Hoy son muchas las universidades que ofrecen estudios a distancia, sin que tengamos que desplazarnos. Esto terminaría en parte con la salida de jóvenes hacia las ciudades con universidad física.
Empleabilidad femenina
El cuarto reto de la España vaciada guarda una relación directa con el anterior. Si queremos población joven en núcleos rurales, necesitamos estudiantes. Dicho de otra manera, necesitamos mujeres que se establezcan en estos lugares y sean madres. Dicho así puede sonar frívolo, pero lo cierto es que el trabajo en la España vaciada tiene un perfil muy masculino. Más allá de las labores propias del campo, los trabajadores cualificados que acuden a la España vaciada no llevan consigo a sus familias, en parte, porque las mujeres también trabajan, y la escasez de oportunidades de empleo femenino en estos lugares es patente. El e-commerce, pero también el teletrabajo, el turismo y los sectores educativo o sanitario son espacios que normalmente ocupa la mujer: urge dar estas opciones.
Mejora de las infraestructuras
En consecuencia, hay que dotar de buenas infraestructuras a estas zonas. Centros de salud, escuelas, medios de transporte…, necesitan mejorar en estos entornos. El quinto de los retos de la España vaciada no es el último: todos necesitan caminar en paralelo para poder revertir el efecto de la despoblación de otras épocas. Es posible, pero son las administraciones regionales, locales y nacionales las que tienen que ofrecer soluciones.