Caídas, golpes, quemaduras, ahogamientos… más de la mitad de los accidentes infantiles ocurren en el hogar. Por este motivo, la prevención de accidentes infantiles se considera la mejor fórmula para evitarlos.

Cuando la seguridad infantil en el hogar está en juego, los adultos debemos poner todos los medios a nuestro alcance para conformar un hogar seguro y adaptado a las necesidades de crecimiento y la adquisición de habilidades de los más pequeños, sin tener que lamentar que se hagan daño.

 

¿Qué medidas de protección tenemos que tener en cuenta?

La seguridad infantil en casa es uno de los aspectos que más preocupan a los padres. Para establecer una prevención adecuada y unas medidas de protección eficaces se recomienda que los padres se coloquen a la altura de sus hijos y observen las diferentes estancias, con el fin de detectar potenciales riesgos y evitar accidentes.

 

¿Qué zonas de la casa son más peligrosas?

Algunas estancias de las casas que pueden suponer un mayor riesgo para los pequeños. Es en estas zonas debemos extremar las precauciones colocando, en caso necesario, dispositivos de seguridad.

Puertas y ventanas

La seguridad infantil en el hogar se puede reforzar poniendo dispositivos en puertas y ventanas que impidan su manipulación por parte de los niños. Actualmente existen en el mercado diferentes soluciones de fácil instalación que evitan que los pequeños puedan abrirlas, como sistemas de bloqueo, cerraduras inteligentes para puertas, mallas anticaídas, cierres de seguridad para ventanas estándar, correderas que dificultan su apertura, etc.

Además, conviene poner topes de puertas para que los pequeños no introduzcan sus dedos en el lateral y se lesionen. Y en cuanto a la seguridad de ventanas y balcones, debemos evitar la colocación de rejas que bloqueen la salida en caso de emergencia y laminar los vidrios, para minimizar los cortes en caso de rotura. Además, debemosmantener fuera del alcance de los niños los cordones de las cortinas para evitar estrangulamientos.

Dado que puertas y ventanas constituyen un importante foco de atención para los más pequeños, aumentando la protección en estos puntos vulnerables evitaremos sustos innecesarios.

El baño

El cuarto de baño es una de las estancias más peligrosas, por lo que ningún niño debería estar en esta parte de la casa sin la vigilancia de un adulto. En el momento del baño el menor tiene que estar supervisado constantemente por el riesgo de ahogamiento, lo que puede ocurrir aunque la bañera contenga muy poca agua. Por otro lado, las alfombrillas o superficies antideslizantes evitarán que el pequeño pueda sufrir un resbalón.

Si tenemos piscina, todo su perímetro debe estar vallado y con la puerta cerrada, y es aconsejable tener protegida su superficie. Además, conviene que los niños aprendan a nadar a edades tempranas. También evitaremos que los menores entren al agua de forma brusca, especialmente después de comer.

La cocina

Cuando estemos cocinando debemos tener la precaución de meter los mangos de las sartenes y cacerolas hacia adentro, o bien cocinar en los fuegos interiores. Asimismo, conviene dejar convenientemente guardados los objetos punzantes como cuchillos o tijeras, así como los productos de limpieza, el botiquín, las cerillas o los mecheros.

También hay que tener especial cuidado con todas las superficies que puedan estar a una elevada temperatura y no permitirles jugar con pequeños electrodomésticos o aparatos eléctricos. Además, no debemos transportar líquidos calientes cuando el niño se encuentra en el mismo espacio, para evitar derrames y quemaduras.

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Las escaleras

Si la vivienda tiene escaleras, conviene enseñar a nuestros hijos que se trata de un lugar peligroso para jugar. El pequeño debe bajar y subir agarrado a la barandilla y, si es necesario, se pueden instalar barreras que impidan el paso del menor. Además, los juguetes y cualquier otro objeto que se encuentre en esta zona debe recogerse para evitar el riesgo de tropezones o resbalones.

Salón y dormitorios

Resulta necesarios disponer de seguros para armarios, con el fin de que los pequeños puedan abrir las puertas o cajones. También resulta interesante anclar a la pared estanterías o aparadores que puedan vencerse con el peso del pequeño, así como instalar protectores en los enchufes.

Las alfombras de juego deben ser antideslizantes para evitar caídas, y debemos despejar e iluminar convenientemente la zona. Además, hay que minimizar las consecuencias de golpes y caídas incorporando protecciones acolchadas en cantos y esquinas de muebles. Si el pequeño está jugando con una mascota debe estar siempre bajo nuestra supervisión, aunque confiemos en que no va a causarle ningún daño.

Asimismo, es necesario proporcionar a los niños juguetes seguros. No deben tener piezas cortantes ni ángulos puntiagudos. Debemos supervisar que tienen el marcado CE para asegurarnos de que no están fabricados con materiales tóxicos. También es necesario cerciorarse de que el juguete tenga el tamaño suficiente para que el niño no pueda metérselo en la boca y tragarlo. De igual manera, hay que impedir que los pequeños tengan acceso a objetos que supongan un riesgo de atragantamiento, asfixia o intoxicación, como bolsas de plástico, monedas, botones o pilas.

Habitación del bebé

Los accesorios del bebé merecen un especial cuidado, principalmente en lo que se refiere a la cuna. Los espacios entre los barrotes no deben ser mayores a 7,5 centímetros. Y la distancia desde el colchón hasta la parte superior de la barandilla debe medir más de 60 centímetros. Además, es peligroso que el bebé tenga cobertores adicionales y peluches en su cuna.

El cambiador debe estar perfectamente anclado a la pared. Debemos vigilar al bebé cuando esté acostado en el cambiador constantemente. Y en la cuna, el niño nunca debe ser colocado bocabajo para dormir.

 

¿Qué medidas de prevención podemos aplicar en casa?

La prevención constituye la mejor protección para niños en el hogar. Hay que enseñar a los pequeños a actuar de forma segura en función de su edad.Si tienen conductas responsables tendrán menos posibilidades de sufrir un percance en la vivienda.

  1. No dejar solo a un menor en casa

Los niños pequeños no deberían estar nunca solos en casa, aunque el encargado de su cuidado solo vaya a permanecer fuera de la vivienda durante un breve espacio de tiempo o el menor se encuentre durmiendo en ese momento. Pedir la colaboración de un adulto que esté cerca, como un familiar o un vecino, o acordar la presencia de un cuidador, ofrece tranquilidad a los padres y seguridad a los hijos.

  1. Instalar dispositivos de seguridad

La protección para niños también pasa por instalar dispositivos de seguridad adecuados, con el fin de que el menor esté protegido. Actualmente existen en el mercado soluciones que sirven para reforzar la seguridad en el hogar como sensores de apertura de puertas y ventanas, detectores de humo o sensor de inundaciones.

  1. Colocar cámaras de vigilancia compatibles con niños

Las cámaras de vigilancia constituyen una excelente opción para aquellos padres que quieran visualizar qué es lo que hacen sus hijos en cada momento. En cualquier caso, conviene educar a los pequeños para que no abran la puerta a desconocidos ni proporcionen información a extraños.

 

Nuestra vivienda es el lugar donde nos refugiamos para vivir tranquilamente nuestros momentos en familia. Teniendo en cuenta que la curiosidad de los niños no tiene fin, nuestra labor es proporcionarles un entorno seguro donde puedan crecer sin riesgos.