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¿Quieres ser tu propio jefe? Esto es lo que debes tener en cuenta

Ser tu propio jefe

¿Llevas tiempo con el runrún de ser tu propio jefe en la cabeza? Lo cierto es que lanzarse a emprender está cada vez más de moda: la opción de buscar trabajo ya no es tan atractiva como antes, de forma que cientos de emprendedores se lanzan cada año a hacer realidad sus ideas de negocio en busca del éxito empresarial.

El problema es que apenas unas pocas empresas sobreviven pasados los tres años, si nos guiamos por las estadísticas más recientes. Un informe publicado por Estatista refleja un dato impactante: el primer motivo del cierre de empresas -en un 37% de los casos- es la falta de rentabilidad, seguido por las razones personales, con un 18% de los casos.

Así que, si estás en esa fase en la que todavía no tienes claro si lanzarte a montar tu propio negocio, pero quieres saber cómo debes hacerlo para ser tu propio jefe, tal vez los siguientes consejos te ayuden a decidir si emprender es lo que necesitas.

ESTAS SON LAS SEÑALES DE QUE HA LLEGADO LA HORA DE SER TU PROPIO JEFE

Mucho se habla de las ventajas de ser tu propio jefe, pero ¿cuáles son los motivos más frecuentes por los que tantas personas optan por tomar este camino? 

Si bien es cierto que no hay una sola razón por la que finalmente decidimos dar el paso a emprender nuestro propio camino profesional, lo que sí podemos identificar es una serie de señales o síntomas de que la hora de ser nuestro propio jefe está cada vez más cerca:

Durante un tiempo (a veces demasiado largo) has jugado conforme a las reglas de trabajar por cuenta ajena. Pero con el tiempo, la idea de dedicar tus horas de trabajo a los proyectos de otras personas se ha convertido en una auténtica espinita clavada: es momento de empezar a dedicar tu tiempo a un proyecto de cuyos éxitos y fracasos no tengas que rendir cuentas a nadie.

Al reparar en el tiempo de trabajo que aún nos queda por delante antes de acariciar la edad de jubilación, no resulta extraño comenzar a plantearse cambiar el rumbo hacia algo que realmente nos haga sentir completamente realizados. 

Si has estado trabajando por cuenta ajena hasta el momento, es muy probable que tu carrera haya sido un camino constante hacia lo más alto. Y puede que hayas tenido suficiente por el momento. Si hay algo cierto al emprender es que, siendo tu propio jefe, ¡no va a haber ascenso que se te resista!

Hay algo en tu interior que te está pidiendo a gritos que salgas de tu zona de confort y le des una oportunidad a esa idea que siempre tuviste en mente y que nunca encontraste el momento para hacerla realidad. El picorcillo emprendedor ha conseguido finalmente ponerte en tu sitio y has tomado la determinación de ser tu propio jefe, caiga quien caiga.

Ahora no te queda otra opción más que dar el paso y ser tu propio jefe.

QUÉ DEBES TENER EN CUENTA AL SER TU PROPIO JEFE

Emprender no es un camino de rosas así que, si vamos con una idea clara de lo que nos vamos a encontrar al lanzarnos a cumplir el sueño de ser nuestro propio jefe, será más posible que nada nos pille desprevenidos. 

  1. Invierte lo mínimo indispensable al principio. Al menos hasta comprobar que hay clientes dispuestos a usar tus productos o servicios.
  2. Usa el método Lean Startup para reducir el riesgo al máximo. Si te ciñes a este conocido método desde la validación de tu idea hasta la creación de la primera versión (MVP), el riesgo de tener que echar un cierre prematuro será menor. 
  3. Elige a tus socios con sabiduría. Uno de los principales motivos del fracaso empresarial está en una mala elección de los socios, donde muchas veces nos guiamos más por la amistad que por las cualidades necesarias para cada rol necesario.
  4. No esperes trabajar de 9 a 17h. Aunque es bueno fijarse unos horarios, los primeros compases de todo emprendimiento suelen ser especialmente exigentes en lo referido a la dedicación que requieren. Aunque le dediques más horas que una santo/a, al menos lo disfrutarás sabiendo que lo haces para ti.
  5. Activa tu lado más comercial. Ante todo, emprender es un proceso de venta constante: vender la idea a tus socios, a los inversores, a los bancos…y por supuesto, a los clientes. Así que, si nunca te consideraste un buen comercial, ponte a practicar cuanto antes porque lo vas a necesitar desde el minuto uno.

¿Aún quieres seguir siendo tu propio jefe? ¡No esperábamos menos! Ahora es momento de trazar un plan y lo demás es cuestión de dar el primer paso.